Algunos escritores escriben
con máquina, otros con computador, otros con estilógrafo, otros a lápiz y otros
con pluma. Me parece increíble que a pesar de que ya existe una herramienta
como el computador – u ordenador como dirían los españoles-, todavía hay gente
que prefiere escribir a mano o en máquina.
Carlos Fuentes, el magnífico
escritor mexicano ya fallecido, no solo se caracterizaba por su disciplina y
rigor al momento de ejercer el oficio, sino que lo singularizaba el hecho de
hacerlo con estilográfico. Luego, el autor de La región más transparente, pasaba
sus notas en limpio en la máquina de escribir.
Gabriel García Márquez
(q.e.p.d) utilizó también la máquina hasta El
amor en los tiempos del cólera, que fue la primera novela que Gabo compuso
en su ordenador. El premio Nobel de literatura también se dejó tentar por el aluvión
de la tecnología, y sus últimas novelas fueran escritas utilizando el
computador.
Antes de que se inventara la
máquina o el ordenador, los escritores ejercían su oficio con la pluma, después
con la estilográfica. Hoy en día, sin embargo, todavía se recomienda utilizar
estos instrumentos para escribir, ya que la caligrafía también es un arte, como
muy bien saben los orientales, que utilizan el pincel para imprimir sus
alfabetos.
En lo personal, me gusta
escribir en el computador, incluso, me parece una tortura hacerlo en una
máquina ya que en el pasado tuve que hacerlo y fue fatal. El computador ofrece
una serie de posibilidades que no las da la máquina. Si tú la embarras en una
máquina, la embarraste en grande; tienes que volver a comenzar; con el
computador no sucede esto.
También he escrito con
estilográfico, y me parece mucho mejor, aunque al final le queda a uno doliendo
la mano; no sé cómo hacían los escritores de antes para eludir esta consecuencia.
Escribir a mano también permite cultivar el arte de la letra, de la caligrafía,
escribir de manera armoniosa y ordenada; eso se ha perdido con la utilización
del ordenador.
Otros escritores, que
también escribían a mano, como Ernest Hemingway, lo hacían de pie; yo prefiero
estar sentado. En fin, cada quien tiene sus mañas. Lo importante es gozar al
momento de crear, de escribir, ya sea con computador, con máquina, con
estilográfica, con pluma o con lápiz.
El ordenador facilita la
escritura, permite corregir, y tener en cuenta la ortografía; sin embargo, se
pierde con este –con el ordenador- el encanto de tener “bonita letra”. Pero,
por razones prácticas, creo que el computador es el mejor instrumento para
escribir actualmente.
Otro mecanismo o artilugio
ha surgido recientemente para escribir: se trata de la tablet o tableta. No sé
si algún escritor ya ha compuesto alguna novela utilizando esta herramienta, no
lo sé, sin embargo, muy pronto sabremos si algún “nativo digital” se despachó
la elaboración de un libro con un Ipad o con una tableta, y ni qué decir de los
dispositivos móviles. ¿Será que alguien ya escribió un libro en una tablet o en
móvil? Quién sabe, por ahora yo no tengo datos de esto.
La tecnología ya no solo
permite leer libros en dispositivos móviles o en tabletas, sino que también
permite escribirlos. Por ahora, yo estoy en el computador. Otros seguirán con
la estilográfica, y otros, con la máquina. ¿Qué otro artilugio se inventarán en
el futuro? Las posibilidades son ilimitadas.
La escritura no ha sucumbido
a las comunicaciones audiovisuales como muchos pensaban; la gente le gusta leer
letras, aunque también les encanta ver películas y escuchar audios. Sin
embargo, la escritura sigue vigente, y seguirá vigente, porque es una
herramienta mágica. Convertir signos en imágenes y en ideas es sorprendente,
alucinante, fantástico; y mientras siga la magia seguirán pululando por ahí
esos magos que escriben.
La tecnología audiovisual no
se ha impuesto del todo sobre la escritura; incluso, mucha gente prefiere leer
libros a ver las adaptaciones cinematográficas de esos mismos libros, o les
parece mejor la versión literaria porque es más profunda o más impactante.
Otra discusión interesante
es sobre dónde escribir, a qué horas, cuándo, solo o acompañado, o si se puede
escribir comiendo o consumiendo licor. Son otras posibilidades y otros tópicos
que darían para otro escrito.
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